La Presidenta de #ASAGA exige que el gobierno transfiera los 8 millones previstos para el riego de nuestros campos.

No han pasado todavía tres años desde que Ángela Delgado asumió la presidencia de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias (Asaga Canarias), pero las luchas que ha tenido que librar seguramente hagan que parezcan más. La última de ellas ha sido la reivindicación de que el Gobierno central transfiera los ocho millones del agua de riego previstos en los presupuestos del Estado de 2018. Tras meses de incertidumbre, el anuncio de que un real decreto hará posible el pago ha traído algo de alivio al sector. Pero esta, advierte Delgado, es solo «una batalla más» en una «guerra» en la que todo cuenta.

¿Ser dirigente agraria obliga a estar preparada para la batalla? 

Exige a veces mucho esfuerzo, conocimiento de los temas agrarios y, en ocasiones, meterse en unas batallas para las que no sé si estamos preparados. El día a día supone meterte en algo que a veces parece política más que economía o en lo que a veces se confunden las fronteras entre la defensa del agro canario y la política, y no debe ser así. Nosotros defendemos lo que nos da de comer, pero no tenemos colores políticos.

¿Esperaba eso cuando asumió la presidencia de Asaga?

Bueno, uno espera casi cualquier cosa. Yo llevaba 24 años como vicepresidenta, y aunque no es un cargo tan activo como la presidencia, porque Asaga es muy presidencialista, sí sabía de las entretelas de lo que se cuece. Es verdad que cuando estás en primera línea sales más a la palestra cuando expresas una opinión u otra. Se te intenta descalificar. Cada vez me pasa menos, pero en una época me descalificaban por ser mujer. Como ahora está peor visto, toca descalificarte porque estás haciendo aseveraciones políticas. Nosotros no nos dedicamos a la política. Lo he dicho por activa y por pasiva y lo seguiré diciendo: esto no es un trampolín para ir a la política. Tengo muy claro lo que soy. Soy hija y nieta de agricultores, llevo una explotación agrícola y soy gerente de una cooperativa y estoy aquí en nombre de los agricultores para defender lo que los agricultores de mi asociación crean que hay que defender, ni partidos ni colores. Hay que quitarse la camisa de político y ponerse la camisa de agricultor, que es bastante menos agradable.

¿Quién la ha criticado por hacer declaraciones políticas?

Se dijo cuando empezamos a reivindicar el pago de los ocho millones de agua de riego y dijimos que el Gobierno debía cambiar su postura. Después, gracias a Dios, se han sumado y han dicho que ellos defienden también que ese dinero venga a Canarias, pero eso tienen que defenderlo dentro de su partido. Los diputados del PSOE eran los que tienen que conseguir que nos los devuelvan, los mejor posicionados para hacerlo.

¿Cómo ha afrontado esa batalla en concreto, la de los ocho millones del agua de riego? ¿Cómo recibe la noticia de que el dinero llegará en unas semanas vía real decreto?

Estamos esperando el dinero, porque a nosotros no nos vale otra cosa que no sea la trasferencia de los fondos. Pero esto es una batalla dentro de una guerra mayor. Las armas de esa guerra son tener el dinero del Posei hasta el tope que dice Europa, que son 23 millones de euros y no conformarnos con 15; que tengamos todo el dinero para el transporte, incluyendo el plátano, y no diez millones con los que se ha dotado; que tengamos esa mejora en los seguros agrarios, algo que también está previsto en el REF; y también los ocho millones para ayudar a los costes de depuración, desalación y extracción de agua para el riego? Al final la supervivencia del campo canario no va a depender de una sola. El del agua ha sido la punta del iceberg de una serie de incumplimientos. Nadie va a luchar por lo nuestro si no lo hacemos nosotros. Ahora se ha publicado un borrador de real decreto que tendrá que pasar por un periodo de exposición pública de quince días que, casualmente, vence el 22 de marzo (día en que hay convocadas movilizaciones del sector en las Islas).

¿Tiene explicación esta situación? El dinero de 2017 se recibió. ¿Por qué ha habido tantos problemas con el de 2018?

Hay un desconocimiento de lo que es Canarias en Europa y de su agricultura. Veo poca voluntad. Quizás no se ha puesto todo el mundo a la misma tarea. Esos diputados, en lugar de cargar contra los agricultores y acusarles de hacer política, tenían que haber empezado a trabajar desde el principio para que ese dinero viniera, porque ellos también se sumaron a esa defensa del REF y del Estatuto de Autonomía. Por eso no se entiende que nos quedemos en el papel, en la firma. Tenemos un Estatuto y un REF anclado a él, pero luego no pasa nada si no vienen las partidas que asignan a Canarias por su singularidad. Ahora parece que han hecho caso a nuestra reivindicación sobre el agua de riego. Esperamos que el resto de nuestras demandas sean también atendidas.

¿Hay demasiada declaración y pocos hechos?

Tenemos que ir un poco más allá de las palabras, de las posturas. Que cada vez haya menos hectáreas plantadas es el resultado de la rentabilidad. Si esto fuera tan rentable y tan fantástico como algunos piensan, que nos estamos hinchando a cobrar ayudas, el campo canario estaría creciendo y no decreciendo. Estamos muy lejos para mandar nuestros productos y para recibir los insumos para poder producir. Estamos muy lejos para que se sepa realmente cómo es el cultivo aquí. Estamos muy lejos de los políticos. Si nuestros políticos no se patean nuestro campo y lo defienden… Echo de menos que nuestros políticos, de todos los colores, se sienten en una mesa para un tema agrícola, sanitario… Que haya cosas que nos unan y no que nos separen. Echo en falta políticos de altura que sepan que es el pueblo quien les paga y a quien hay que rendir cuentas.

La primera ministra británica ha dicho que pedirá una prórroga del brexit si su plan es rechazado por el Parlamento. ¿Es un alivio o el aplazamiento de una condena?

Es el aplazamiento de una condena, pero también es un alivio, porque no se sabe lo que viene detrás de ese brexit, sea duro o pactado. En Reino Unido, las producciones canarias ya son prácticamente tratadas como de tercer país, las aduanas y las condiciones fitosanitarias son mucho más estrictas para nosotros. Si ya tenemos una situación difícil, pasar a otra que no solo es difícil, sino incierta, es un peligro, que está ahí y que llegará en algún momento. Ante eso preferimos eso de virgencita, virgencita, que me quede como estoy.

¿Qué supondría un brexit duro para el sector primario de las Islas?

Que tendría que buscar un nuevo tratamiento de sus exportaciones, porque las exportaciones a Reino Unido serían a un tercer país y perderían las ayudas Posei. Si los precios son los mismos, nuestros productores tendrían que decantarse por enviar a puertos europeos. Reino Unido es un mercado al que tradicionalmente le gustan nuestros productos y al que hemos exportado. Esa nueva situación -saber si le darían prioridad a producción de Marruecos o de otros países porque salen de la UE y dejamos de tener ese pequeño privilegio- no sabremos cómo va a quedar hasta que se produzca. Es la incertidumbre lo que nos tiene en vilo. Hay producciones que más que a Europa se envían a Reino Unido, como tomates y pepinos. Es un problema.

Se ha planteado que Canarias, como RUP, obtenga un trato especial.

Nosotros no somos los que ponemos esas normas. Canarias siempre ha tenido un trato privilegiado con Reino Unido, no solo en producciones agrícolas. Todo esto ha hecho que ese comercio, ese tránsito, haya sido bastante fluido durante muchísimos años. Romper de pronto esas normas del mercado para instaurar otras que no sabemos cuáles van a ser es complejo, y no depende de nosotros. La Comunidad Europea no mirará por un territorio concreto como es Canarias, sino que pensará en un estado más dentro de la UE, como es España. Por supuesto, habrá que pensar en otros mercados. Pero, si eso te pilla en mitad de una campaña, de una semana para otra no te inventas un cliente que absorba lo que has estado mandando hasta el otro día a otro mercado. Los mercados hay que hacerlos, cuidarlos y mantenerlos. Esa tradición hay que crearla con otros destinos, que empiecen a compartir nuestra mercancía, que estemos en precios con el resto de orígenes… Ahí volvemos otra vez a los ocho millones del riego y a la necesidad de bajar el coste de nuestras producciones.

¿Y hay puertos alternativos a los británicos para los productos canarios?

Se habla de mandarlos vía Comunidad Europea y luego sacarlos en un puerto francés con destino a Reino Unido. Se dicen muchas cosas, pero realmente no sabemos si es del todo viable. Luego habría dobles o triples puestos de aduanas. Son complejidades que encarecen nuestros productos para llegar al mismo puerto que la semana anterior. No sabemos tampoco si se va a ayudar a las producciones a que entren. Será otro mercado totalmente distinto del que conocemos.

¿Qué amenaza representa para el plátano canario una mayor liberalización de la entrada de banana latinoamericana en Europa?

Es un coco que va a llegar en algún momento. Lo que pasa es que estamos en lo mismo: todo lo que producimos en Canarias es caro. Yo le oía decir a mi padre que había plantado algodón, tabaco y hasta una cosa que se llamaba kenaf, una especie de fibra para las alpargatas que nunca supe muy bien qué era, y que lo nuestro era más caro que cualquier otra cosa, por el coste tan alto del agua, la insularidad, el transporte…

¿Y el del suelo, no?

También. Competimos con el turismo y prácticamente todo el suelo es protegido. Tenemos una serie de condiciones que no podemos cambiar a corto plazo y, de hecho, muchas no debemos cambiarlas. El precio más barato del agua en Canarias es el doble del peninsular. Ya con eso partimos de una situación de desventaja respecto a nuestros compañeros de Andalucía o Murcia. Estas pequeñas ayudas, porque ninguna es la panacea, nos permiten igualarnos con el territorio europeo y salvar esos miles de kilómetros que hay en medio. Luego tenemos un clima que favorece que produzcamos fuera de época respecto al resto de Europa, pero con la globalización llegan antes los productos de Chile o Perú que los nuestros. La liberalización del mercado tiene sus cosas buenas y sus cosas malas.

El Posei adicional sí estaba incluido en el proyecto de presupuestos del Estado de 2019, pero no con toda su cuantía.

Lo que se acaba de firmar es el fuero canario, nuestras garantías ante los problemas que supone vivir alejados y no tener AVE ni muchas otras cosas que tienen nuestros compatriotas. Todo eso es necesario para Canarias y todos y cada uno de ellos tendremos que ir luchándolos. Ese Posei es vital para nosotros, como la ayuda para el agua o para los seguros agrarios, porque aquí tenemos más inclemencias del tiempo y una desertización muy importante. Al final no es una única solución, sino una suma de pequeñas soluciones.

¿Son las frutas tropicales una vía para crecer en exportaciones?

En aguacate tenemos un nicho, aunque ahora empiezan también los de México. Pero sí es una oportunidad. Es bien recibido en la Península, es muy sabroso, tiene el mínimo de aceite que se pide para la exportación… He dicho también, aunque a veces se me recrimine, que tener unos precios más normales permitirían que miráramos la exportación como una forma de competir. Se nos han caído grandes cultivos de exportación, como el tomate, por la competencia de terceros países y por esa doble moral que a veces tiene la UE de, a cambio de unas ayudas que nos da, abrir las puertas a terceros países que son más competitivos. Parece que te penalizan por ser europeo. Lo mismo ocurre con el plátano. Se está pidiendo que a la banana se le quiten todas las cortapisas en lo fitosanitario. Otro ejemplo: hay una normativa para el ecológico producido en la UE y otra más laxa para el que viene de terceros países. Eso no tiene ningún sentido. Venimos a competir al mismo mercado, alimentamos a la misma población. Si usted es más laxo, séalo con todos los orígenes. No se nos puede pedir condicionalidad para cobrar unas ayudas y tener que dar el octavo salto mortal para que luego todo lo que venga de terceros países entre como quiera.

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